martes, 27 de septiembre de 2011

La firmeza en el Señor




Título: La firmeza en el Señor

Fondo Bíblico: 1 Tesalonicenses 3:1-13

Verdad Central: El crecimiento en la fe y en el amor nos puede ayudar a permanecer firmes en el Señor.

Texto Áureo: Así que, hermanos míos, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo no es en vano. 1 Corintios 15:58

Objetivos del aprendizaje

1. Entender el verdadero significado de la expresión "estar firmes en el Señor".

2. Permanecer firmes en el Señor a pesar de las circunstancias.

3. Tomar la determinación de consagrarnos día tras día para ocuparnos en el servicio del Señor.

Bosquejo general

I. Firmes frente a las tribulaciones
A. El afecto de Pablo
B. La solicitud de Pablo

II. El crecimiento en la fe y en el amor
A. Un informe alentador
B. El cuidado constante

III. Fortalecimiento en la santidad
A. El crecimiento del amor
B. Firmeza en la santidad

Introducción

¿Qué quería decir Pablo a los creyentes de Tesalónica al recomendarles que fueran "firmes en la fe" o "firmes en el Señor"? Por una parte, él aconsejaba a los tesalonicenses a que le buscaran el mejor lado a cada situación en que se encontraran para dar siempre la gloria al Señor.
Este principio puede ilustrarse en los distintos cuadros que nos ofrece la naturaleza. Por ejemplo, las flores más lindas suelen hallarse en medio de los pantanos más impenetrables.
Lo mismo ocurre cuando uno camina por la acera de una calle entre viejos y casi destruidos edificios de las grandes ciudades. En medio de las hendiduras del concreto se pueden apreciar plantitas muy atractivas con diminutas florecitas que sólo nos recuerdan la mano que las ha creado.
¿Quién no se detiene a admirar cómo se sostienen los árboles torcidos y casi vencidos por los furiosos vientos a la orilla del mar? Sin embargo, permanecen allí a través de los años. Es admirable la belleza de las flores que brotan en las inmensas paredes que se levantan a los lados del Gran Cañón del Colorado. Allí los pequeños arbustos lucen su colorido en medio de las más precarias circunstancias.
Lo que los cristianos podemos aprender de estos ejemplos d la naturaleza es que aun en medio de las peores circunstancias puede florecer la vida cristiana más fructífera. En medio de las tormentas más fuertes puede levantarse la vida cristiana como testimonio firme del poder y del amor de Dios. Quizá haya situaciones precarias y difíciles en las que no existan esperanzas de sobrevivir, pero la gracia y el poder de Dios son suficientes para hacernos florecer donde no haya recursos materiales. Todo esto puede ser una forma eficaz de atraer alas multitudes al conocimiento de Dios.
Tal como lo hicieran los cristianos tesalonicenses, permanezcamos firmes en el Señor, creciendo siempre en fe y en amor para servirle con eficiencia.

Exposición Bíblica
I Firmes frente a las tribulaciones (1 Tesalonicenses 3:1-5).
A. El afecto de Pablo

Cierto cristiano se quejaba en una ocasión de que el nuevo pastor de su iglesia durante su predicación parecía muy amable, atento y cuidadoso. Sin embargo, fuera del púlpito era una persona totalmente diferente: descortés, desatento, indiferente y difícil de ser abordado, hasta para saludarlo.

Pregunta: ¿Se adapta esta descripción al apóstol Pablo?

Pablo había sido acusado de predicar el evangelio sólo para ver qué podía sacar para sí mismo. También se decía que no era nada afectuoso ni le importaba la situación de los creyentes. Sin embargo, él se toma el tiempo y utiliza los medios necesarios para enfatizar el hecho de que tanto él como sus colaboradores en el ministerio eran tan tiernos y les tenían tanto aprecio estando ausentes como cuando habían estado presentes en Tesalónica. Los creyentes de ese lugar no eran meros números en los informes ministeriales del apóstol; estos hermanos constituían una verdadera responsabilidad en su corazón.

Pregunta: Si fue posible enviar a Timoteo para que visitara a la iglesia de Tesalónica, ¿por qué razón no realizó la visita él mismo aunque fuera bajo el riesgo del martirio?
No tiene gloria el simple hecho de convertirse en un mártir nada más por querer serlo. Dios quiere que estemos vivos para poder servirle; y si a lo largo del camino nos toca morir por su causa debemos estar listos para ello.
Dos cosas se pueden decir acerca de Pablo en este punto. En primer lugar, si él se hubiera arriesgado a volver a Tesalónica, no sabemos realmente cuánto bien habría podido hacer allí. Lo que sí sabemos es que tanto en Filipos y Berea como en Tesalónica la oposición había alcanzado proporciones de revueltas y levantamientos muy serios. Para Pablo hubiera sido muy difícil, y para sus convertidos muy peligroso, el que él tratara de ministrar el evangelio en tales circunstancias. Echando una mirada retrospectiva, lo más seguro es que la sola presencia del apóstol en Tesalónica habría puesto en grave peligro la vida de los creyentes. Dios conoce todas las cosas. Quizá era mejor que Pablo permaneciera en Corinto porque su ministerio allí podría ser más provechoso que en Tesalónica. Cualesquiera que hayan sido las razones, podemos notar que Pablo no perdió tiempo y trató de hallar la manera de escapar. Es evidente que este no era el momento en la voluntad de Dios para la muerte del apóstol. Pero aunque él personalmente no podía hacer el viaje a Tesalónica, su deber era buscar a la persona ideal para dicha misión.

B. La solicitud de Pablo

La preocupación de Pablo por la iglesia de Tesalónica se hizo tan intensa que finalmente ya no pudo resistir más. El sentía la urgencia de saber cómo andaban las cosas por allá. Por otra arte deseaba que estos creyentes se amaran en la fe. La persona ideal para esta misión fue Timoteo, quien tendría que estar en Tesalónica enseñando a los cristianos y dándose cuenta de la situación en que se encontraban para traerle a Pablo un informe fidedigno. Este siervo de Dios iba a los tesalonicenses para hacer lo mismo que deseaba hacer Pablo, a quien se le hizo imposible ir.
Pablo pudo haber asumido la posición egoísta de que él era el único capaz de realizar ese ministerio. El pudo haberse dicho: "Bueno, si no lo hago yo, nadie podrá hacerlo en Tesalónica. Si dejo que Timoteo vaya, quizá lo arruinará todo."
Es un distintivo de grandeza el estar dispuesto a delegar en otros aquellas labores que uno no puede realizar personalmente (aunque la persona delegada no parezca tener la misma experiencia), con el firme propósito de llevar a cabo la obra del Señor.
Pablo tuvo mucho gusto en enviar a Timoteo, recomendándolo como "nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo" (versículo 2). Con esta actitud, demostraba que no era egoísta, que amaba a los tesalonicenses y tenía confianza en el ministerio del joven Timoteo.

Pregunta: ¿No era muy peligrosa esta misión?
No cabe duda de que la preocupación de Pablo aumentó al pensar en la posibilidad de que Timoteo también enfrentara graves peligros al volver a la ciudad de Tesalónica. No obstante, tanto él como Timoteo se olvidaron del peligro, pensando más en el amor hacia los hermanos. Casi podemos imaginar la oración fervorosa que estos dos grandes hombres de Dios hicieron antes de la partida de Timoteo.

Enseñanza práctica

Pablo no se sentía satisfecho con sólo ganar a la gente para Cristo y luego abandonarla. El sabía que los recién convertidos necesitan ser fortalecidos en la fe y en la vida cristiana diaria.
Esto lo debemos mantener muy presente en nuestra misión de ganar almas para el Señor y para su obra. ¿Cuenta su iglesia con un programa sistemático de discipulado para el establecimiento de los nuevos creyentes? ¿Se les está brindando a ellos adiestramiento básico y aliento espiritual? Cuando se convierten niños que proceden de hogares no cristianos, ¿qué se hace para conservarlos en la iglesia e ir ganando gradualmente a sus familiares para el Señor?
Estos son asuntos muy importantes a los cuales se les debe prestar atención. Un programa de evangelismo sólo es eficaz cuando se tiene seguidamente un buen programa de discipulado y desarrollo cristiano. ¿Qué puede hacer usted, ya sea como individuo o como arte de un grupo, para ayudar a su iglesia para que mejore este aspecto? El evangelismo y el discipulado son responsabilidades de todo cristiano.

II. El crecimiento en la fe y en el amor (1 Tesalonicenses 3:6-10).

A. Un informe alentador.
Tratemos de ponernos en el lugar del apóstol Pablo. Imaginémonos sus emociones. El ya había pasado por una serie de tribulaciones y mucha persecución. ¿Qué cree usted que hubiera sucedido si, después de todo esto le hubieran llegado noticias de que la iglesia de Tesalónica se había desmoronado?
Pablo seguía enfrentándose a múltiples dificultades, como se puede apreciar en el versículo 7. Sin embargo, en medio de todas sus aflicciones, el informe que le trajo Timoteo le produjo un inmenso regocijo. Ese informe no sólo manifestaba que los tesalonicenses estaban firmes en el Señor sino que también le demostraba al apóstol que ellos deseaban verlo personalmente, así como él ansiaba verlos a ellos. Mientras tanto, el corazón de estos creyentes estaba fijo en el Señor, esperando su segunda venida.

Pregunta: ¿Podemos aprender algo de esto?
Cuando una persona ha invertido su tiempo y sus energías en algún proyecto no puede dejar de interesarse en él y hasta preocuparse mientras no esté seguro de que su trabajo va a dar buen resultado y que superará los obstáculos. Los pares, después de invertir algo de sí mismos en sus hijos quedan ansiosos de ver cómo les irá cuando tengan que proceder por su cuenta. Lo mismo pasa con un maestro que ha consagrado su vida enseñando, o un predicador que ha invertido sus energías en el ministerio; sus mayores anhelos son ver a esa niñez y a esa juventud crecer y hacerse parte de la iglesia para ser útiles al Señor. Uno siempre se hace la pregunta: "¿Cómo les irá a quienes he instruido cuando les lleguen las pruebas y las dificultades?"
Mucho más significativa es la ilustración que encontramos en Jesús. Jamás ha habido ni habrá en ningún lugar del mundo nadie que pueda demostrar un amor comparable al amor que manifestó nuestro Señor y Salvador Jesucristo al entregar su vida en la cruz por el pecador. El lo dio todo por nosotros y ahora espera ver cómo respondemos a su amor.

B. El cuidado constante

El versículo 8 bien podría parafrasearse de la manera siguiente: "Ahora podemos vivir felices, sabiendo que ustedes están firmes en el Señor."

Pregunta: ¿Qué quería decir Pablo con todo esto?
Parece que el gozo espiritual y la alegría del apóstol Pablo dependían en cierto modo de la manera en que la iglesia de Tesalónica disfrutaba de la victoria en Jesús. Hacía muy poco él había conducido a esas almas al Señor. Ahora toda su vida estaba involucrada en el desarrollo espiritual de estos creyentes.
¿No presenta esta actitud de Pablo un desafío para que nosotros también demostremos esta clase de amor al pueblo de Dios? Alguien ha dicho que en esta época moderna el hombre mantiene su teología por un lado y su corazón por otro. Es cierto que nosotros reconocemos el sufrimiento que hay en el mundo y sabemos que las almas sin Cristo están perdidas, sin embargo, todo esto queda en mera teoría y no se traduce en oración y práctica para aliviar dichas necesidades. ¡Qué contraste entre la actitud de Pablo y la nuestra!

Pregunta: ¿Cuál era la preocupación de Pablo?

El no se sentía satisfecho de que estos creyentes supieran solamente las cosas básicas de la fe. Lo que deseaba era que permanecieran firmes en el Señor. Pero además de orar por la firmeza de los tesalonicenses, él añoraba al Señor para que le permitiera volver a ellos para completar lo que les faltara en su fe (versículo 10).

Enseñanza práctica

Pregunta: ¿Qué significa "estar firmes en el Señor"?
Si nos pusiéramos a hacer una lista de todas las características de un cristiano que está "firme en" el Señor" muy pronto nos encontraríamos en busca de ejemplos a través de toda la Biblia. El propósito de las Escrituras es equiparnos perfectamente para la obra del Señor (2 Timoteo 3:16, 17). Las epístolas constituyen la culminación de las enseñanzas bíblicas sobre la manera en que el hombre debe responder a Dios. Los planes de Dios son que su pueblo crezca y se desarrolle, "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios" (Efesios 4:13). Cuando estamos creciendo espiritualmente y somos estables en el Señor no somos "llevados por doquiera de todo viento de doctrina" (Efesios 4:14).
El deseo de Pablo era que los tesalonicenses fueran edificados en la fe. Su mayor anhelo era que los creyentes llegaran a ser fuertes con la comida sólida, porque "el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal" (Hebreos 5:13, 14). Todo esto era para que los tesalonicenses estuvieran bien equipados para la jornada cristiana.
El constante cuidado de Pablo por los creyentes es un ejemplo fascinante para la iglesia de hoy. Nosotros no acostumbramos dejar a los infantes que se defiendan por sí solos; sin embargo, sí dejamos a los recién convertidos por su propia cuenta. Si la iglesia de hoy orara por los creyentes como el apóstol Pablo oraba por los tesalonicenses; si nuestro corazón se conmoviera como el suyo, es probable que tuviéramos los avivamientos más grandes de la historia cristiana. Estos avivamientos no surgen de un momento a otro. Estos empiezan a gestarse en el corazón de los hijos de Dios y nacen mediante oración y esfuerzo abnegado.

III. Fortalecimiento en la santidad (1 Tesalonicenses 3:11-13).
A. El crecimiento del amor

En los últimos tres versículos del capítulo 3 de 1 Tesalonicenses, Pablo pronuncia otra oración pastoral a favor de los creyentes de Tesalónica.

Enseñanza práctica

Pregunta: ¿Cómo se puede vivir una vida cristiana en la cual abunde el amor hacia los demás?

A menudo es en los momentos de frustración cuando no dejamos que el amor de Dios fluya a través de nuestra vida para bien de otros. Pero la Biblia claramente nos enseña que debemos vivir a un nivel elevado de santidad en todo tiempo, no solamente en momentos de victoria. ¿Cómo podemos estar firmes en el Señor cuando alguien nos ofende, o cuando se nos hace tarde para cumplir un compromiso, o cuando el tráfico se pone imposible, o cuando nos sentimos muy enfermos?
"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera" (Isaías 26:3). La llave del éxito para vivir santamente es mantener nuestro pensamiento fijo en el Señor. Si nuestra mente está fija en Dios, nuestras acciones tendrán que reflejar una vida de santidad. "Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza" (Salmo 100:4). Dios es siempre digno de nuestra alabanza. Cuando le ofrecemos "sacrificios de alabanza" estamos poniendo nuestra vida a tono con la voluntad de Dios.
Pablo oraba para que el Señor le abriera camino para volver a ellos. El siempre pedía la dirección del Señor, sin importarle si el problema era demasiado grande o pequeño.
Pablo oraba para que los cristianos de Tesalónica crecieran y sobreabundaran en amor, no sólo entre ellos mismos sino también en su relación con toda la comunidad. Si bien el informe que le trajo Timoteo decía que los tesalonicenses estaban firmes en el Señor, Pablo indica aquí que aún había lugar para crecer y mejorar.

B. Firmeza en la santidad

Pregunta: ¿Qué entendemos por santidad?
La santidad no es la ausencia total del pecado, ni un estado de perfección, por lo menos aquí en la tierra. Pablo estaba consciente de que no era perfecto, pero sí decía- "Prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús ... una cosa hago ... prosigo a la meta" (Filipenses 3:12-14). Además podemos decir que la santidad no es dureza. No es una actitud negativa o prohibitiva al grado de dejar de ser cauces del amor de Dios.
La santidad se manifiesta en la conducta personal. Cristo fue el único varón perfecto y absolutamente santo. Nosotros como cristianos vamos hacia la perfección. En esta vida a menudo fracasamos. Cada día nos vemos en la necesidad de acudir a Dios confesos y arrepentidos. Nuestro deber es consagrarnos a Dios cada día.
En esta oración de Pablo podemos captar su anhelo de que Dios desarrollara su imagen en la vida de los cristianos de Tesalónica. Deseaba que ellos fueran establecidos en el carácter cristiano de tal manera que llegaran a la meta final que es comparecer "irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo" (versículo 13). Todo cristiano debe anhelar llegar a esta meta.

Enseñanza práctica

Estar siempre firmes en el Señor; vivir una vida de santidad; dejar que el amor de Dios fluya a través de nuestra vida hacia otros -todos estos son elementos que deben constituir la verdadera vida cristiana. Para estar firmes en el Señor es necesario consagrarnos a El cada día. ¿Está usted dispuesto a hacer esto? ¿Desea usted seguir creciendo hasta llegar a la madurez espiritual? Resuelva consagrarse diariamente al servicio y gloria de Dios.

Cómo crecer en el amor



Título: Cómo crecer en el amor

Verdad central: Un amor siempre en aumento a Dios y a los demás es la más elevada realización cristiana.

Trasfondo bíblico: Lev. 19:18,34; Salmo 116:1,2; Juan 15:12,13; Rom. 5:1-8; 1 Tes. 4:9; 1 Juan 3:1,17, 18; 4:8-10; 5:1-3

Bosquejo

I. Acepte el amor de Dios
A. El don del amor de Dios
B. Grandeza del amor de Dios
II. Ame a Dios
A. Con todo su ser
B. Con obediencia
III. Ame a los demás
A. Como a sí mismo
B. Como Cristo lo amó
Objetivo:

Comprender y aceptar el amor de Dios y mostrarles su amor a los demás.

Introducción

A veces experimentamos su amor en nuestros sentimientos, en el sentido de que pudiéramos decir que estamos complaciéndonos en el fervor de su amor. Pero por lo general reconocemos el amor de Dios por nosotros en lo que Él ha hecho. El capítulo del amor (1 Corintios 13) define el amor no como algo que se siente sino algo que se expresa en hechos.

En esta unidad hemos estudiado acerca del crecimiento espiritual. La prueba positiva de crecimiento espiritual es mostrarles a otros el amor de Cristo en nuestra vida, no sólo a quienes son de la familia de la fe, sino también a los perdidos y desamparados del mundo.

El amor es el mayor, porque todas las demás virtudes tienen en él su origen. La predicación elocuente, el conocimiento asombroso, la mucha fe, buenas obras, e incluso el martirio son inútiles sin amor (1 Corintios 13:1-4). Dios quiera que, gracias a este estudio, aumente nuestro deseo de crecer en el amor a Dios y a los demás.

Comentario bíblico

I. Acepte el amor de Dios (Romanos 5:5-8)
A. El don del amor de Dios
Pregunta: ¿Por qué la gente tiende a ser escéptica cuanto a recibir regalos?

A veces cuando alguien quiere dar un regalo, el beneficiario titubea en aceptarlo. Se nos ocurren pensamientos como estos: "Nadie da nada por gusto" y "Algo está tratando de conseguir". No cabe duda de que hay algo de cierto en el dicho "no se consigue algo por nada".

Aun con Dios se cumple eso. Dios nos ofrece su amor como un don. Recibimos ese don cuando ponemos en Dios nuestra fe y confiamos en Él. Y como declaró Pablo en Romanos 5:5, "la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones". No nos consideremos tan importantes, como si hubiéramos hecho algo grande, ya que debemos reconocer que pusimos nuestra esperanza en Dios porque estábamos desesperados.

Pablo no deja lugar para la duda en cuanto a nuestra condición antes que recibiéramos el don del amor de Dios. Éramos "débiles", "impíos" y "pecadores" (vv. 6,8). Carecíamos de poder para ganar la justificación con Dios. Lo mejor que podíamos ofrecer en el sentido de justicia propia es como "trapo de inmundicia" para Dios (Isaías 64:6). Cada uno de nosotros andaba sin Dios y no había dado en el blanco, y estábamos destituidos de su gloria (Romanos 3:23).

Pregunta: ¿Qué frase de dos palabras señala el punto decisivo en estos dos pasajes?

La frase "pero Dios" (Efesios 2:1-10; Romanos 5:8) señala el cambio en esos pasajes. Cristo no murió por una persona justa o ni siquiera una persona buena que sea amable y generosa. Murió por los pecadores. Pero Dios, sabiendo que la paga del pecado es muerte, nos dio el don de su amor, que es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (6:23).

B. Grandeza del amor de Dios

La grandeza del don del amor de Dios se muestra al hacer hijos suyos a quienes reciben ese amor. "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce" (1 Juan 3:1). Nos resulta totalmente extraña la idea de que Dios nos ama tanto que quiere adoptarnos en su familia.

El ser hijo de Dios implica beneficios y responsabilidades.

Pregunta: ¿Cuáles son algunas de las ventajas de ser hijo de Dios?

Romanos 8:14-17 menciona estos beneficios: la dirección del Espíritu, conociendo a Dios como "Padre", el testimonio del Espíritu y el ser heredero de Dios y coheredero con Cristo.

Pregunta: ¿Cuáles son algunas de las responsabilidades de ser hijo de Dios?

1 Pedro 2:21-24 habla del ejemplo de Cristo para que sigamos "sus pisadas". Tenemos la responsabilidad de sufrir por Cristo, consagrarnos a Dios y vivir rectamente.

Pregunta: ¿Cómo puede alguien llegar a ser hijo de Dios?

Juan 1:12 afirma: "A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." Por la fe recibimos el don de la salvación y nos convertimos en hijos de Dios (véase también Efesios 2:8,9).

La grandeza del amor de Dios también se ve en la provisión de la salvación por parte de Dios. Envió a Jesucristo para que fuera la propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:10). La palabra "propiciación" alude a un sacrificio hecho para satisfacer los justos requisitos de Dios. Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador, de modo que envió a Cristo para que muriera por nosotros.

Dios creó al hombre para que tuviera comunión con Él. Pero el pecado interrumpió la relación del hombre con Dios, convirtiendo al hombre en enemigo de Dios. Pablo tenía eso en mente cuando dijo que éramos enemigos de Dios. En su deseo de restaurar las buenas relaciones con nosotros, Dios nos reconcilió con Él por la muerte de Jesucristo (Romanos 5:10).

Se ha definido la religión como la tentativa del hombre de llegar hasta Dios. El cristianismo es diferente de cualquier otra religión en que es Dios quien toma la iniciativa de llegar hasta nosotros. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

La grandeza del amor de Dios se ve también en su deseo de darnos vida (1 Juan 4:9). Cuando el hombre fue creado y puesto en el huerto, fue el deseo de Dios que disfrutara de la vida y de la comunión con Él. Pero Adán decidió no hacer caso de la advertencia de Dios de que "el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2:17). El pecado causó la muerte física y espiritual. Dios envió a Jesucristo al mundo para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia (Juan 10:10).

La vida que Jesucristo nos da vence aun la muerte física. La esperanza del cristiano incluye la resurrección del cuerpo. En aquel día glorioso, los efectos del pecado serán destruidos para siempre y disfrutaremos de vida eterna en la presencia del Señor (véase Apocalipsis 21,22).

Dios es amor (1 Juan 4:8). Su naturaleza manifiesta la grandeza de su amor y su carácter es actuar con amor (v. 10). No es de extrañarse que el apóstol Pablo pidiera que seamos "plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento" (Efesios 3:18,19).

II. Ame a Dios (Salmo 116:1,2; Marcos 12:29,30)

A. Con todo su ser
En el Salmo 116, el salmista expresa su gratitud a Dios por haber sido librado de la muerte. Es como reacción ante la respuesta de Dios a sus oraciones que él expresa su amor a Dios (v. 1). Dijo que invocaría y amaría a Dios mientras viviera (v. 2).

No sólo debemos amar a Dios con toda nuestra vida; tenemos que amar a Dios con todo lo que somos. Se acercó a Jesús uno de los escribas, maestro de la ley, que le preguntó cuál era el mandamiento más importante. La respuesta de Jesús vino de Deuteronomio 6:4,5. Confirma la unidad de Dios y la relación que Israel tiene con Dios como su pueblo del pacto. Como es el único Dios verdadero, y gracias a su pacto, se le debe amar de todo corazón.

Muchos se complican tratando de definir lo que significa amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Concentrémonos más bien en lo que Jesús está diciendo aquí. Debemos amar a Dios con todo nuestro ser.

B. Con obediencia
Todos los padres suponen que sus hijos se amen los unos a los otros. Dios espera que quienes lo aman también amen a sus hijos (1 Juan 5:1).

Parece extraña la declaración del versículo 2. En el capítulo anterior, Juan dio a entender que es imposible amar a un Dios invisible si no amamos a las personas con quienes tenemos contacto cada día (4:20).

No podemos separar la relación que tenemos con Dios de las relaciones que tenemos con los demás. La forma en que usted trate a su compañero afectará su relación con Dios. Y su relación con Dios debe afectar la forma en que usted trata al compañero. Por ejemplo, cuando Dios tiene misericordia de nosotros, debemos tenerla de los demás (Mateo 18:33). Cuando ayudamos a un hermano necesitado, hemos servido a Jesucristo (Mateo 25:40).

Por eso Juan dijo que, para mostrar amor a los hijos de Dios, debemos amar a Dios y guardar sus mandamientos. Pero no debe ser una obediencia a regañadientes por temor al castigo. Es un servicio alegre, con un vehemente deseo de agradar a Dios. El obedecer los mandamientos de Dios no es una carga (1 Juan 5:3).

III. Ame a los demás (Levítico 19:18,34)

A. Como a sí mismo
Muchos luchan con la cuestión de amarse a sí mismo. Vivimos en una cultura que tiende a ser ensimismada y ególatra. Se nos enseña a ser egoístas, aun hasta el punto del suicidio y la eutanasia. ¿Cuál es el equilibrio entre amor propio y egolatría? Levítico 19:18 declara: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Y el versículo 34 extiende eso al trato de los extranjeros como familia. Así que nos hacemos la pregunta: "¿Cómo se ama usted a si mismo sin los extremos representados en nuestra sociedad?"

En primer lugar, usted se ama a sí mismo como alguien creado a la imagen de Dios (Génesis 1:27). Después del pecado original, la imagen de Dios, aunque dañada, sigue aun en nosotros (9:6).

En segundo lugar, usted se ama a sí mismo como alguien que tiene valor porque Dios tiene un propósito y un plan para su vida (Jeremías 1:5). El Salmo 139:16 declara: "Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas."

En tercer lugar, usted se ama a sí mismo como alguien por quien Cristo murió. Dios pensó que usted era digno del sacrificio de su Hijo unigénito.

Todos los mandamientos de Dios respecto a la forma en que se ha de tratar a los demás se resumen en este único mandamiento: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", (Levítico 19:18). Romanos 13:10 declara: "El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor."

La práctica del perdón es una forma en que expresamos ese amor a los demás. No debemos vengarnos ni guardar rencor (Levítico 19:18). Debemos mantener una perspectiva apropiada en nuestras relaciones con los demás. Colosenses 3:13 nos recuerda otra perspectiva a tener en cuenta. "Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros... De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."

Otra expresión de amar al prójimo como a sí mismo se encuentra en el tratar de igual modo a todas las personas (Levítico 19:34). En la parábola del buen samaritano. Jesús enseñó que el prójimo es el que muestra misericordia y compasión con los necesitados (Lucas 10:30-37). La discriminación, el tratar a las personas de manera diferente debido a que son distintas de nosotros, no debía ser práctica del pueblo de Dios. Los israelitas supieron gracias a sus experiencias en Egipto lo que era ser maltratados. Este no fue sólo un principio para los israelitas en la época del Antiguo Testamento. Jesús nos lo aplicó a nosotros cuando nos dio la regla de oro (Mateo 7:12).

B. Como Cristo lo amó
Un popular tema cristiano que comenzó a fines de la década de los años noventa es la pregunta "¿Qué haría Jesús?" Jesucristo es el ejemplo supremo de lo que significa amar a los demás. Jesús les ordenó a sus discípulos:

"[Amaos] unos a otros, como yo os he amado" (Juan 15:12.)

Jesús continuó su conversación con la observación de que la mayor muestra de amor es la de dar la vida por un amigo (v. 13). La esencia de eso es el morir por el bien de otro. Pero ¿qué sucedería si eso implicara el sacrificio de las ambiciones, los planes y los intereses personales? ¿Estamos dispuestos a sufrir incomodidades por un amigo? ¿Estamos dispuestos a sacrificarnos para que otros sean bendecidos? Cristo hizo todo eso por nosotros, y no podemos hacer menos por los demás.

El apóstol Juan en su primera epístola recurrió al ejemplo de Cristo (1 Juan 3:16). Invitó a sus lectores a que consideraran si el amor de Cristo puede estar en ellos si no ayudan a un hermano necesitado cuando pueden ayudarlo (v. 17).

Pregunta: ¿Qué piensa que significa la expresión "cierra contra él su corazón"?

Consideramos el corazón como el centro de nuestros sentimientos. La expresión indica el no tener piedad, el no atender al hermano necesitado.

Juan les aconsejó a los creyentes que practicaran las obras de amor, no que sólo hablaran de ellas. Muchos ministerios fructíferos comenzaron con ganar almas para el reino cuando personas compasivas veían una necesidad y la satisfacían. Así comenzó la Escuela Dominical. Robert Raikes vio a los niños necesitados e hizo lo que pudo para ayudarlos. ¿Qué pudiera hacer Dios por medio de usted?

Pablo, al escribirles a los tesalonicenses, mencionó que ellos habían sido enseñados por Dios a amarse los unos a los otros (1 Tesalonicenses 4:9). No les estaba escribiendo para darles instrucciones acerca del amor fraternal, porque ya lo estaban practicando (v. 10). Pablo sencillamente quería alentarlos a que hicieran más y más (v. 11).

Pregunta: ¿Cómo habían sido enseñados los tesalonicenses por Dios a amarse los unos a los otros?

Jesús fue su ejemplo para mostrarse amor los unos a los otros. Resolvámonos a seguir el ejemplo de Cristo y su orden de que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado.

Aplicación

Tenga con un grupo de hermanos en la fe un intercambio de ideas acerca de las necesidades que saben que hay en la iglesia, en su vecindario, en las escuelas y en la comunidad. Determinen cuáles de esas necesidades pueden ellos satisfacer. Analicen cuáles pueden ayudar a resolver las personas individualmente, una clase de Escuela Dominical o la iglesia. Designe a una persona o a un grupo pequeño para que investigue más lo que puede hacerse y que formule un plan específico (quizá quiera consultarlo con su pastor). Entonces póngalo en práctica, en el nombre de Cristo, como expresión de amor.

La vida tiende a golpearnos. A veces comenzamos a sentir como si nadie nos amara. Esta lección nos ha recordado que Dios nos ama muchísimo. Aun cuando éramos pecadores. Dios nos amó. Comience a buscar al Señor y dígale cómo se siente usted. Permita que su amor entre en el corazón y le dé plenitud de vida. Entonces, al igual que el salmista, usted puede decir: "Amo a Jehová pues ha oído mi voz y mis súplicas" (Salmo 116:1).

El Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos

Cómo crecer en la gracia





Título: Cómo crecer en la gracia


Verdad central: Todo cristiano debe crecer en la gracia de Cristo.
Texto áureo: Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18).
Trasfondo bíblico: 2 Pedro 3:18
Bosquejo:
I. Comprenda lo que es la gracia
A. La gracia definida.
B. La gracia capacita.
II. Acepte la gracia de Dios
A. Gracia revelada
B. Gracia aceptada
III. Use la gracia con prudencia
A. No en vano
B. En el servicio fiel
Objetivo
Saber lo que es la gracia de Dios y resolverse a crecer en la gracia.
Introducción
La concepción de un ser humano es un acontecimiento maravilloso y misterioso. Aunque la raza humana no entiende por completo la maravilla de la concepción, los científicos han descubierto muchos hechos asombrosos respecto a ese don de Dios. El ambiente y la formación influyen en cada persona, pero muchas de las características físicas y algunas de las psicológicas de una persona están determinadas por los códigos genéticos transferidos a un nuevo ser humano en la concepción. El programa genético de los padres se transfiere al niño que no ha nacido aún. Los genes de los padres determinan el color de los ojos, el género y una predisposición de la personalidad, y muchas otras características del nuevo niño.
En el momento de la salvación, Dios convierte a las personas en nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). Los cristianos reciben un "programa espiritual" para su vida. Dios conoce la potencialidad en cada cristiano y quiere que cada creyente crezca, siendo más semejante a Cristo cada día. --- '
Esta lección nos ayudará a entender la naturaleza de la gracia de Dios y cómo podemos recibir esa gracia y crecer en ella. Mientras estudiamos la gracia de Dios, pida que el Espíritu Santo le ayude a crecer en esa gracia.
Comentario Bíblico
I. Comprenda lo que es la gracia (Efesios2:8-10)
A. La gracia definida
La gracia de Dios no es algo sin lo cual podamos vivir. No es un lujo, sino una necesidad ineludible si hemos de tener una relación con Dios. En Efesios 2, Pablo nos enseñó con toda claridad el lugar de la gracia en nuestra vida.
En los versículos 1-3, Pablo describió la condición perversa de los que viven sin Cristo. El versículo 4 es el punto decisivo en la descripción que hace Pablo de los seres humanos antes de Cristo y lo que ocurre en la salvación. Gracias al "gran amor" de Dios y a su riqueza en misericordia, Él nos dio vida en Cristo. Esa acción de Dios que nos dio salvación ha llegado a nosotros por la gracia de Dios (v. 5).
Pregunta ¿En qué sentido es la salvación una señal de la gracia de Dios (Efesios 2:8)?
La gracia es un don admirable de Dios; es su misericordia inmerecida. No hay nada que podamos hacer para ganar la gracia de Dios o justificarnos delante de Él. El pecado deformó y debilitó la imagen de Dios en nosotros, y nos volvimos esclavos del pecado (Romanos 6). Como no podíamos llegar hasta Dios, Él, por su gracia, llegó hasta nosotros.
Pregunta ¿Por qué Pablo afirmó que somos salvos mediante la fe?
Se acepta la gracia de Dios mediante la fe. Es un factor fundamental en la salvación. Para ser salvos, debemos creer que Jesucristo murió por nuestros pecados. También debemos llevar una vida de fe cada día para agradar a Dios. Toda la vida de un cristiano se basa en la fe en Dios.
No se puede ganar la gracia de Dios (w. 8,9). La frase "don de Dios" se refiere a la salvación que se nos da gracias a la bondad de Dios. No de puede ganar un regalo. Si se ganara, no sería un regalo, sino una obligación con quien trabajó. Por eso Pablo pone en claro que la salvación no es de "vosotros" y "no por obras, para que nadie se gloríe".
Pregunta ¿De qué manera son los creyentes "hechura" de Dios
La gracia de Dios es evidente en nuestra vida mediante la salvación que ofrece | por medio de Cristo. Cuando quienes nos rodean vean el poder transformador; de Dios en nuestra vida, comprenderán que no hemos hecho esos cambios nosotros mismos. Y mientras seguimos sirviendo a Dios, nuestras obras de bondad para los demás darán una prueba más de la obra transformadora de Dios en nuestra vida.
Las buenas obras deben mostrarse con naturalidad en la vida de su pueblo. Esas obras no nos conceden la misericordia de Dios, pero muestran que hemos aceptado la gracia de Dios mientras nos esforzamos en el nombre de Cristo. ¡Al pueblo de Dios se le llama a una vida de buenas obras (v. 10)!
B. La gracia capacita
El don de salvación de Dios se le presentó a la raza humana por medio de Jesucristo (Tito 2:11). La gracia de Dios está al alcance de todos los que la acepten. Él desea que todos sean salvos. La gracia de Dios por medio de Jesucristo es la única solución al dilema del pecado y de la separación de Dios.
Pero la gracia no es sólo la inmerecida misericordia que da salvación, sino que es lo que permite que llevemos nuestra vida de una forma que sea agradable a Dios.
Pregunta ¿A qué nos enseña la gracia a decirle que no?
La gracia nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos. Nos instruye y capacita para decirle que no al pecado.
La impiedad se refiere a la irreverencia por las cosas de Dios, una elección consciente de no hacer caso de las exigencias de Dios. Los deseos mundanos se refiere a los deseos que caracterizan a quienes no conocen a Dios o no viven para Él.
Pregunta ¿A qué nos enseña la gracia decirle que sí?
La gracia nos hace percatarnos de lo que Dios quiere y nos aconseja que hagamos. No sólo nos enseña las prohibiciones de la vida cristiana, sino que también nos guía a las acciones del vivir para Dios. El vivir con sobriedad alude al dominio de sí mismo. Ese dominio propio es una disciplina interior del pensamiento y de las emociones de modo que nuestra vida muestre la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2). El vivir rectamente alude a una conducta que sea justa y recta con los demás. El vivir en santidad se refiere a consagrarse a Dios y a glorificarlo en todo lo que hacemos (Colosenses 3:17).
La gracia también nos capacita para que sirvamos a Dios. Pablo el apóstol fue un gran ejemplo de esa gracia capacitadora (1 Corintios 15:9,10). Estaba plenamente consciente de que no era digno de que se le considerara apóstol porque había sido perseguidor de la Iglesia. Pero lo que había procurado destruir ahora la gracia de Dios lo estaba capacitando para edificar.
Pregunta ¿Qué podemos aprender la declaración de Pablo: "Por la gracia de Dios soy lo que soy"?
Es importante permitir que la gracia de Dios obre plenamente en nosotros. Dios nos ha transformado. El ha perdonado y olvidado nuestro pasador Debemos aceptar la obra de gracia en la salvación en la capacitación para que podamos servir No permita que la gracia de Dios que se le concedió sea en vano o sin efecto. Aunque las palabras de Pablo se escribieron para alentar a sus lectores corintios, también él nos aconseja a cada uno de nosotros: "Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano" (1 Corintios 15:58).
II. Acepte la gracia de Dios (Juan 1:16,17)
A. Gracia revelada
Se nos revela la gracia de Dios mediante las bendiciones que recibimos de Él. Eso es cierto no sólo para quienes han recibido su gracia por fe, sino para todas las personas (Juan 1:16). Jesús enseñó acerca de esa gracia, la compasión de Dios, en el Sermón del monte. Él es el "que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:45) No debemos olvidar que toda buena dádiva y todo don perfecto viene de Dios (Santiago 1:17).
Pablo, habiéndoles a los griegos, explicó que Dios ha derramado sus bendiciones sobre todas las personas, "haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones" (Hechos 14:17). Dios ha revelado su gracia mediante su creación y su cuidado constante de todo lo que ha hecho.
La ley se le dio a Moisés cuando Dios le dio instrucciones respecto a cómo quería que viviera su pueblo del pacto (Juan 1:17). ¡Cuan misericordioso fue ese acto de revelación! Dios, el Creador, en su gran amor a quienes hizo, se da a conocer a sus criaturas.
La ley era buena, pero había un problema: la pecaminosa naturaleza humana. Dios, reconociendo esa debilidad, envió a Jesucristo a condenar el pecado en el hombre pecador y a revelar la gracia y la verdad de Dios (v. 17; véase Romanos 8:1-4). Habiendo aceptado la gracia de Dios, ahora las personas pueden cumplir los justos requisitos de la ley gracias al poder del Espíritu Santo. El Pentecostés es una de las mayores pruebas de la gracia de Dios. El bautismo en el Espíritu Santo nos da poder, poder para ser sus testigos y poder para llevar una vida recta.
B. Gracia aceptada
Imagínese cómo se sentiría si usted descubriera la cura para la más terrible enfermedad que se conozca hoy. Usted brinda gratuitamente esa medicina. Hasta se la lleva a quienes la necesitan. Pero en vez de aceptar con alegría esa cura salvadora, los enfermos la rechazan y mueren.
Dios nos ha provisto de un remedio para el pecado: gracia mediante la sangre preciosa de Cristo. No debemos rechazar su gracia. El rechazarla resultará en la eterna separación de Dios.
Dios ha provisto no solamente la gracia que necesitamos, sino también los medios para alcanzarla. Entre esos medios están las personas capacitadas, la oración y la debilidad.
Efesios 4:7 habla de la gracia que se nos ha dado "conforme a la medida del don de Cristo". Cristo pone siervos llamados y ungidos en la Iglesia para que sirvan al pueblo de Dios. Por medio de estas personas —apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros— Dios puso su gracia a disposición del cuerpo de creyentes. En realidad, Dios usa a todos los cristianos para que sean instrumentos de su gracia para que se edifiquen unos a los otros y edifiquen todo el cuerpo en amor (Efesios 4:11-16).
La oración es otro medio de aceptar la gracia de Dios. Santiago les dice a sus lectores que no habían recibido de Dios porque no le habían pedido (Santiago 4:2). Hebreos nos alienta a que nos acerquemos "confiadamente al trono de la gracia" (Hebreos 4:16). El mismo Jesucristo que obtuvo nuestra salvación mediante su muerte, fue resucitado de los muertos y ha ido al cielo a servir como nuestro sumo sacerdote. Él se compadece de nuestras debilidades y tentaciones. Podemos acudir a Él para alcanzar misericordia, compasión y gracia para nuestras necesidades.
El apóstol Pablo aprendió que la gracia de Dios puede recibirse en la debilidad y en tiempos de necesidad. Para Pablo, era un aguijón en la carne. Aunque no se sabe con certeza cuál era ese problema, hizo que se sintiera débil. Pudiera incluso haber sentido como si eso estorbara su servicio a Dios. Cuando le pidió al Señor que quitara la causa de la debilidad. El Señor le recordó a Pablo que su gracia era suficiente. La gracia capacitadora de Dios que Pablo recibió le ayudó a vencer su debilidad. Pablo llegó a regocijarse en su debilidad en vez de quejarse de su aflicción. Pablo aprendió, como debemos aprender nosotros, que la verdadera fortaleza es Dios obrando en nosotros por su gracia, no por nuestros talentos y aptitudes naturales.
III. Use la gracia con prudencia (2 Corintios 5:20-6:1)
A. No en vano
La gracia de Dios es una bendición prodigiosa. En muchos aspectos eso no tiene sentido. ¿Por qué alguien que amara tanto lo sacrificaría todo por el bien de otro?
Pablo contesta esa pregunta en 2 Corintios 5:20,21. Dios quiere ser nuestro amigo. Quiere librarnos de la esclavitud del pecado y darnos la gloriosa libertad de ser hijos de Dios (Romanos 8:21).
Fue con ese fin que Pablo sirvió como embajador de Cristo. Él era representante de Dios y hacía este llamamiento:
"Reconciliaos con Dios" (v. 20). Los que en Corinto oyeron ese llamado y respondieron a él habían aceptado la misericordia y la gracia de Dios.
Pablo declaró que seguía colaborando con Dios en la exhortación a esos creyentes de que no recibieran "en vano la gracia de Dios" (6:1). La Biblia tiene muchos ejemplos de personas' que han presenciado una obra poderosa de Dios que se han apartado de Dios y han desperdiciado la gracia de Dios.
Pregunta: ¿Cuáles son algunos ejemplos bíblicos de los que han desperdiciado la gracia de Dios?
El primer ejemplo fue Caín. Rechazó la reprensión de Dios después que había ofrecido un sacrificio inaceptable. Judas, a quien se había escogido como apóstol, traicionó a Jesús. Demas, un compañero de Pablo, abandonó el ministerio "amando este mundo" (2 Timoteo 4:10).
Debemos también tener cuidado de confiar en que la gracia de Dios nos mantenga cerca de Dios. El amor a este mundo, el orgullo y la autosuficiencia pueden hacer que desperdiciemos la gracia de Dios. El gran himno de la iglesia, "Sublime gracia", dice: "Su gracia siempre me libró y me guiará feliz."
B. En el servicio fiel
Dios nos da un don (o dones) a cada uno para que nos sirvamos los unos a los otros. Este concepto no sólo se encuentra en la carta de Pedro, sino que es importantísimo para la interpretación paulina de la Iglesia.
No para minimizar la importancia del pastor-maestro o evangelista, pero con demasiada frecuencia tenemos el concepto de que sólo quienes le dedican al ministerio todo el tiempo tienen el don del ministerio. Las listas de los dones en Romanos 12:3-8 y 1 Corintios 12:27-31 desaprueban con toda claridad semejante idea. Cada uno de nosotros ha recibido un don que nos permite ministrar la gracia de Dios mediante el poder de Dios. Pedro nos ordenó que lo usemos para ministrar a "otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pedro 4:10).
La meta de ese ministerio tiene dos aspectos: ayudar a los demás a crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y darle alabanza y gloria a Dios.
Se cuenta la historia respecto a un trabajo que debía realizarse en la iglesia. Todos pensaban que alguien lo haría, pero nadie lo hizo. Resolvamos usar sabiamente la gracia de Dios sirviéndole fielmente.
Aplicación:
Es impresionante pensar en la grandeza de la gracia de Dios para nosotros. El Creador del universo desea ser nuestro amigo. No es porque haya algo digno en nosotros, sino porque Dios nos creó y nos ama.
No permita que el sentido de culpa impida que usted busque la gracia de Dios. Tal vez sienta que los fracasos pasados lo hacen indigno de recibir su gracia. Pero debe recordar que donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia (Romanos 5:20).
La verdad es que todos éramos indignos de recibir nada de Dios salvo su ira y su enojo. Pero cuando éramos enemigos de Dios, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Por eso lo que recibimos de Dios lo recibimos por gracia. ¿Necesita hoy la gracia y la misericordia de Dios? Vaya al trono de la gracia y recuerde que la gracia es las riquezas de Dios a expensas de Cristo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El vivir como pacificadores


Título: El vivir como pacificadores Mateo 5:38-48; Romanos 12:14-21
Fondo Bíblico
Verdad central
Texto áureo:
Bosquejo general
I.
     A
     B
II
     A
     B
III
     A
     B
Objetivo
Ver que podemos y debemos vivir como pacificadores, y emplear principios cristianos en cada relación personal.
Introducción
El mundo necesita pacificadores, o más bien, al Pacificador, a Jesucristo. Como representante de Cristo, todo creyente debe ser un pacificador (1) entre Dios y el hombre, y (2) entre las personas que tienen conflictos. La mejor forma de ser un pacificador en ambos casos es hacer que la gente se convierta en siervos de Jesucristo, presentándolos al Salvador.
El amor de Dios es extraordinario; es sobrenatural. A medida que los creyentes manifiesten este amor extraordinario, los pecadores serán atraídos a Cristo. Si fallamos en demostrar el amor de Cristo al no permitir que el Espíritu manifieste su fruto en nosotros, seremos responsables de los que se pierden porque no pudieron ver a Cristo en nuestra vida.
Comentario Bíblico
I. Respondiendo a la injusticia (Mateo 5:38-42)
     A. Insulto físico
"Ojo por ojo, y diente por diente" no significaba que una persona debía ir tras la persona que lo ofendió y sacarle su ojo o diente como castigo por ofenderlo. Este mandato se presenta tres veces en el Antiguo Testamento (Éxodo 21:24, Levítico 24:21, y Deuteronomio 19:21). En cada caso, el mandato se dio para servir como consejo a los magistrados y jueces. El propósito de la ley era asegurar que un juez no aplicara una pena desmesurada.
Pero lamentablemente los líderes y maestros judíos en el tiempo de Cristo habían corrompido el mandato. A consecuencia de ello, muchos individuos aplicaban tal pena usando el mandato en el Antiguo Testamento para justificar sus acciones. La enseñanza de Jesús tenía la intención de tratar con este abuso de la ley.
Cuando leemos un pasaje como Mateo 5:38,39, necesitamos buscar la actitud básica que Jesús quería enfatizar. Varias veces Cristo habló en términos muy concretos para enfatizar algo. Por ejemplo, Mateo 5:29,30 presenta unas sugerencias muy extremas de sacar un ojo o cortar una mano cuando nos conducen al pecado. Pero la actitud que Jesús quería establecer en sus oyentes por estas enseñanzas era de que tuvieran repugnancia por el pecado.
Al leer los versículos 38 y 39 de nuevo, es posible que se vea una aplicación semejante. Si se toman literalmente y al extremo, estos versículos demandan que el cristiano esté quieto y reciba cualquier abuso físico de parte de otros. Cualquier forma de defensa propia sería desobedecer el mandato en el versículo 39 que dice: "No resistáis al que es malo". Sin embargo, es evidente que al cristiano se le enseña en este pasaje que se esfuerce en perdonar, y evite causar dolor. Los cristianos pueden protegerse del daño físico, pueden hasta proteger a sus familiares y defender a los demás, pero su meta primordial debe ser procurar la paz.
     B. Injusticias legales y sociales
Una lectura superficial de Mateo 5:40 parecería indicar que el cristiano está a la merced de cualquier persona que busca demandarlo. Si su adversario gana el caso, el cristiano está obligado a pagar más que sólo una multa. Pero Jesús nunca quiso que sus seguidores fueran víctimas. El estaba buscando una actitud que promoviera la paz. Cristo no está condenando el uso correcto de los tribunales sólo está condenando el espíritu de contienda y venganza.
En 1 Corintios 6:1-8, Pablo advirtió a los creyentes contra llevar sus diferencias o demandas ante una corte secular. Pablo estaba animando a los creyentes a arreglar sus diferencias personales dentro de la iglesia. Sin embargo, Romanos 13:1-5 le da apoyo al sistema judicial establecido cuando hay asuntos criminales. Cuando la enseñanza de Cristo se considera junto a estos ejemplos adicionales, vemos que la justicia predomina cuando el cristiano defiende sus derechos contra toda acción criminal.
Jesús también se dirigió a las actitudes en el versículo 41. El ejército romano que vivía en Palestina en ese tiempo podía obligar a la gente a llevar una carga. Los judíos odiaban la humillación pública que sufrían cuando se les obligaba a llevar una carga. El odio, aun contra sus opresores, es incorrecto. Jesús quería que sus oyentes tuvieran una actitud pacífica de servicio aun hacia estas personas.
Mucho de lo que nos exige un gobierno o aun nuestro jefe nos puede parecer egoísta o injusto. Pero un cristiano debe cumplir con sus obligaciones sin quejarse, aun cuando le traigan dificultades. Cuando sea posible, el creyente debe ir aun más allá de su responsabilidad. Esto puede ser un poderoso testimonio a los que lo observan.
Un significado no realista, demasiado literal, jamás podrá asignársele al versículo 42 por el peligro de que todo cristiano viva empobrecido. Cualquier vago podría pedir del cristiano su sueldo de cada semana sin que éste se lo niegue. La Biblia enseña que uno debe trabajar para suplir sus necesidades cotidianas. En 2 Tesalonicenses 3:10, Pablo se dirige a los creyentes y les dice que si alguien no trabaja, tampoco coma. Al cristiano se le llama a hacer sacrificios para promover la paz. Las medidas extremas mencionadas en Mateo 5:38-42 sirven para apoyar esta verdad. Se debe buscar la dirección de Dios en circunstancias individuales para saber cómo resolver el conflicto sin permitirle al mal la oportunidad de crecer.
II. Ame a sus enemigos (Mateo 5:43-48)
     A.
El versículo 44 es contrario a esta enseñanza popular de los judíos. El amor que Cristo mandó tener es una demostración del perfecto amor que el Padre tiene por todos sus enemigos, por todos los pecadores.
Pregunta:
Todos sabemos por experiencia lo difícil que es amar a nuestros enemigos. Ni siquiera necesitamos una excusa para darnos motivo para odiar al que es contrario. Pero hay una manera más excelente de manejar nuestros sentimientos cuando se trata de nuestros enemigos. Hay que bendecirlos, hacerles bien y orar por ellos. Con la ayuda del Espíritu Santo que aviva el fruto del amor divino en nuestra vida, podemos tratarlos de la manera que Cristo enseñó.
     B. Como hijos del Padre celestial
Los cristianos deben amar a sus enemigos (sus perseguidores) para ser hijos del Padre. Mateo 5:45 hace una comparación entre el amor del cristiano y el amor de Dios. Jesús indicó que el amor de Dios verdaderamente es universal. Nuestro amor debe ser igual.
El asunto aquí no es la salvación. Jesús no quiso decir que el amor que una persona tiene por los demás lo salvará. El amor por los demás viene a ser una evidencia de una relación ya establecida con Dios (Juan 13:35).
Cuando el mundo ve a los cristianos amando a sus enemigos, es prueba de que verdaderamente son hijos de Dios. No basta con afirmar que somos hijos del Padre; nuestras obras deben demostrarlo. Los versículos 46 y 47 enseñan que los cristianos deben separarse del mundo en cuanto a acciones y actitudes. Unirse al ambiente del mundo no traerá a otros a Cristo.
Jesús nos dio una meta cuando se refirió a la perfección en el versículo 48. No tenemos que ser perfectos en el sentido de ser omniscientes, omnipotentes y los demás atributos de Dios. Mas bien, debemos procurar vivir dentro de sus normas de no pecar. Y, el fundamento de esas normas es el amor divino. El amor que lo condujo a enviar a su Hijo a morir por los pecados del mundo fue un amor perfecto. Con la ayuda de Dios, ese mismo amor puede fluir en la vida de todos los creyentes.
III. Venciendo el mal con el bien (Romanos 12:14-21)
     A. Sea de un mismo sentir
Romanos 12:14 suena muy parecido a las enseñanzas de Jesús en Mateo 5. Pablo estaba pidiendo una reacción a la adversidad que es totalmente opuesta a lo que el mundo puede esperar. Las líneas de conducta que siguen al versículo 14, pueden aplicarse a cualquier relación, ya sea placentera o difícil.
"Unánimes entre vosotros" (v. 16) es una conclusión adecuada para el versículo 15: "Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran." Identificarse con cualquier sufrimiento que la otra persona esté pasando es la mejor manera de convertirse en amigo de un enemigo es vencer el mal con el bien (v. 21). Demostrar verdadera comprensión es el deber de todos los cristianos que desean ser pacificadores.
Los versículos 15 y 16 van más allá de sólo ofrecer consejos para saber cómo tratar con los conflictos. Apelan al cristiano a que ayude a las personas sin importarle su posición social. El creyente debe ver el valor de los demás en lugar de concentrarse en sí mismo. Ya sea que la gente lo trate a uno bien o mal, si vive según este principio, le ayudará a tratar a los demás como Dios desea que lo haga.
     B. En paz con todos los hombres
Para vivir en paz con los demás, el creyente debe vivir una vida ejemplar. No le beneficiará responder al mal con una mala conducta. Debe mantener las normas de Dios (v. 17). La responsabilidad de vivir en paz recae sobre el individuo. No puede determinarse a vivir en paz sólo y cuando los demás demuestran una buena conducta. "En cuanto dependa de vosotros" (v. 18) nos dice que uno debe hacer todo lo posible para procurar la paz. Si el esfuerzo de traer paz falla, la culpa no debe ser del creyente. Si el enemigo rehusa aceptar la paz a pesar de nuestros esfuerzos, el asunto debe ponerse en las manos de Dios.
Tener dominio propio, que es fruto del Espíritu Santo obrando en nuestra vida, nos conducirá por el camino de los pacificadores en vez de por el camino de la contienda. Con la ayuda de Dios, no tenemos que vengarnos por los daños que nos hacen (v. 19). Tales asuntos deben descansar en las manos de Dios; Él es quien mide la venganza y el juicio.
Pregunta
Dios es el único que puede obrar sin malicia u odio. Dios ve los corazones, los motivos y las debilidades del hombre. Sólo el que es el Juez de toda la tierra puede hacer bien; siempre juzga con justicia (Génesis 18:25, Salmo 98:9).
Dejarlo todo en las manos de Dios no significa que dejamos de ser pacificadores. El versículo 20 nos llama a dar una respuesta positiva a nuestro enemigo: "Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber." Aun si nunca responde a su amor y bondad, usted ha obedecido a Cristo Jesús. "Pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza" (v. 20).
Pregunta:
Se sugieren dos significados:
(1) La persona que hace la buena obra realmente se está vengando al hacer que la otra persona se sienta mal por haber sido contencioso. Esta interpretación no considera el versículo 21.
(2) La buena respuesta que el enemigo recibe puede llevarlo al arrepentimiento. Esto concuerda más con el versículo 21; el individuo vence el mal de su enemigo con el bien. La mayoría de los eruditos prefieren el segundo significado.
"No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal" (Romanos 12:21). El llamado de los cristianos a vivir en paz no es para que sean pasivos. Ser obedientes a Dios frente a la opresión puede resultar en una victoria mayor que si atacamos por nuestra propia cuenta; es más, Dios puede usarnos en lo que decide hacer. Al confiar en Dios no tenemos que depender de nuestros propios esfuerzos o emociones.
Aplicación
El principio que hemos estado estudiando - buscando promover la paz en medio de la adversidad - es uno de los principios más difíciles de dominar en nuestra vida cristiana. Hay muchos cristianos que tienen la opinión del mundo, es decir, que los derechos personales de uno deben protegerse a toda costa. Sin embargo, ceder los derechos personales cuando otros nos atacan puede ser precisamente lo que se necesita si en verdad este Siglo 21 va a producir una gran cosecha de almas para Cristo. Los cristianos que son egoístas nunca serán evangelistas efectivos.
¿Cómo puede uno como cristiano hacer los sacrificios necesarios para ganar a los perdidos si su meta principal es defender sus derechos? ¿Cómo se podrá alcanzar a la gente que vive en las peores condiciones de nuestra sociedad si los creyentes rehusan salir de sus hogares cómodos? Las instrucciones que Jesús dejó no son para que sus seguidores se queden sin hacer nada. Su llamado es a la acción, pero esa acción debe basarse en la dirección que Él da y no en una experiencia emocional.
Los pocos momentos que nos restan al final de la clase no son suficientes para que uno se deshaga de los hábitos que han estado arraigados durante toda una vida. Pero los momentos que nos restan hoy son suficientes para decirle al Señor que queremos ser pacificadores y perfectos así como nuestro Padre en los cielos es perfecto.
¿Qué significa amontonar "ascuas de fuego" sobre la cabeza de uno?
: ¿Por qué debe el cristiano dejar la venganza en manos de Dios? ¿No puede el creyente ser el instrumento de Dios para traer venganza?
¿Es posible amar a los que nos han sido contrarios?
Amor por sus enemigos En Mateo 5:43 Jesús atacó a los judíos por lo que ellos habían añadido erróneamente al mandato de Dios de amar al prójimo. Parece que el mandato de aborrecer a sus enemigos se añadió como el equivalente de amar al prójimo. Dios nunca tuvo la intención de promover el odio entre su pueblo.
. En paz con todos los hombres
. Sea de un mismo sentir
. Venciendo el mal con el bien
. Como hijos del Padre celestial
. Amor por sus enemigos
. Ame a sus enemigos
. Injusticias legales y sociales
. Insulto físico
Respondiendo a la injusticia
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mateo 5:9)
: Los cristianos deben procurar ser pacificadores en todas sus relaciones

Las promesas de Dios son fieles


Fondo Bíblico: 1:1-2:17
Verdad Central
Texto Áureo
Objetivos del aprendizaje
1
2
3
BOSQUEJO GENERAL
I
A
B
. Liberados por el poder resucitador de Dios
II
A
B
. Dios nos ha dado un anticipo
III
A
B. El grato olor de Cristo
C. Una predicación pura y sincera
Introducción
Con la lección de hoy iniciamos una serie de estudios sobre la Segunda Epístola de Pablo a los Corintios. Un tiempo después de que escribiera la primera carta, mientras permanecía en Efeso, le llegaron malas noticias; quizás a través de Timoteo y otros hermanos (1 Corintios 16:10-12). Se enteró, por ejemplo, que algunos (especialmente los judaizantes) no respetaban ni daban muestras de aprecio a su apostolado.
Sintió mucho que los corintios no hubieran obedecido las instrucciones que les envió en 1 Corintios, especialmente acerca del hombre que causaba tanto escándalo con su conducta entre ellos. A raíz de esta información, el apóstol escribió una carta muy severa, en la cual defendía su apostolado y daba órdenes terminantes a la iglesia para acabar de una vez por todas con los problemas que existían allí. Si leemos cuidadosamente 2 Corintios 2:3 nos daremos cuenta de que esta carta severa la escribió con profunda tristeza en el corazón y con grimas por las cosas que estaban asando. Tan drástica fue esa carta (la cual no está en el Nuevo Testamento), que después él se lamentó de haberla escrito, aunque reconocía el provecho que la misma había causado (2 Corintios 7:8).
Pablo, tiempo después de enviar esa carta severa con Tito, salió rumbo a Macedonia; pero en Troas se encontró con las buenas noticias del efecto de su carta (que nosotros desconocemos). (Véase 2 Corintios 7:6-12.) En vista de esto, probablemente desde Filipos. Pablo escribió esta carta, que conocemos como 2 Corintios. Ya en esta epístola se nota un tono más afectuoso y personal de parte del apóstol hacia la iglesia de Corinto.
Exposición bíblica
I. La consolación en Cristo (2 Corintios 1:3-11).
A. Consolados para consolar a otros
Después de expresar su saludo apostólico "a la iglesia de Dios que está en Corinto", Pablo prorrumpe en alabanzas a Dios, reconociéndolo como el "Padre de nuestro Señor Jesucristo". También glorifica a Dios en este torrente de elogios como el Padre de toda misericordia y "Dios de toda consolación". Es decir, el Dios que imparte aliento y consuelo a todos, en todo el sentido de la palabra. Tanto Pablo como los hermanos corintios estaban convencidos de que Dios es consolador, porque Él los había alentado en todas sus tribulaciones, esto es, en todas las pruebas y dificultades que les habían sobrevenido por causa del evangelio.
La mayor parte de las tribulaciones le sobrevinieron a Pablo como resultado de su ministerio. Sin embargo, Dios también consuela a los creyentes en "todas" sus tribulaciones, no importa de dónde provengan éstas.
Pregunta:
Alguien dijo que Dios no nos consuela solamente para que seamos consolados sino para que seamos consoladores. El nos alienta de tal manera que podamos alentar a otras personas en cualquier dificultad, aflicción o desaliento. En otras palabras, el propósito de Dios es que nosotros sirvamos de cauces por medio de los cuales su consolación divina pueda fluir a otros que estén pasando por momentos de dificultades y se sientan oprimidos por las circunstancias, el mundo y el diablo
Enseñanza práctica
Existen hoy muchos libros de ilustraciones en cualquier librería. Un orador público o un predicador pueden hallar una ilustración sobre casi cualquier tema que se le ocurra. Sin embargo, un oyente atento puede detectar inmediatamente la diferencia que hay entre una ilustración aprendida de un libro y una experimentada en la vida real del que habla.
A una persona que esté pasando por momentos de aprietos y dificultades le resulta de mucho más consuelo oír que alguien diga: "Esto me sucedió, pero por la gracia de Dios salí victorioso", que cuando. el que habla se refiere a algo que él no experimentó.
Recuerde esto cuando le toque pasar por otra circunstancia apremiante, a fin de que sus pruebas y aflicciones le puedan servir de preparación para ayudar a otros. Cada vez que tenga que enfrentarse a una dificultad piense en que Dios puede estar dándole la oportunidad de aprender algo nuevo para ayudar a alguien.
Pregunta:
Por el contrario, al momento de escribir estas palabras, el apóstol estaba pasando por serias dificultades, anticipando de los sufrimientos de Cristo. Pero así como abundaban las aflicciones también abundaba la consolación de parte del Señor; la cual era más que suficiente.
Pregunta:
El apóstol soportaba las tribulaciones para que los creyentes a quienes él había ganado disfrutaran de aliento y salvación. La salvación de ellos, a la vez, se hada eficaz solamente en la medida en que ellos estuvieran dispuestos a sufrir las mismas aflicciones por las que estaban pasando Pablo y sus acompañantes. De la misma manera también recibía consolación para que los creyentes fueran consolados. Y salvos. La salvación en este caso significa al más que ser convertidos del pecado. En ella se incluyen todas las bendiciones y triunfos que Cristo logró para nosotros al morir y resucitar por nuestro bien.
Pregunta:
El les asegura que "nuestra esperanza respecto de vosotros es firme" (versículo 7). El tenía mucha confianza de que así como los corintios habían sido firmes en las tribulaciones pasadas también lo serían en el futuro. El esperaba que ellos siguieran siendo partícipes de los sufrimientos que se experimentan por causa del evangelio. Asimismo ellos habrían de seguir firmes en la consolación de Cristo, a fin de que pudieran consolar también a otros.
B. Liberados por el poder resucitador de Dios
Para poder recalcar el hecho de que Dios es poderoso para librar y consolar a los suyos, Pablo recurrió a su testimonio personal. Les contó a los corintios en su carta la forma en que Dios había obrado para con él y los que lo acompañaban en Asia, es decir, en Efeso cuando tuvieron que enfrentarse a dificultades, aflicciones, persecución y desaliento. El ya había hecho mención de esto en 1 Corintios 15:82. Ahora él explica que fueron abrumados sobremanera más allá de lo que las fuerzas humanas pueden resistir (versículo 8). Tan apremiantes eran las circunstancias por las que tuvieron que pasar que en su desesperación pensaban que allí tendrían que enfrentarse a la muerte, "de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida". Pero en esa situación en que se encontraban, sintiendo en sí mismos "sentencia de muerte", sólo les quedaba el recurso del poder de Dios.
Pregunta:
Lo que el Señor quería era que ellos dejaran de depender de sí mismos. El quería que se enfrentaran con la muerte cara a cara y que no tuvieran miedo de morir por causa de su fe, porque sabían que Dios es poderoso para levantar aun de la muerte a los que le obedecen.
Pregunta
De ninguna manera. La Biblia no enseña que haya ventaja alguna en morir como mártir por la fe. Es más importante vivir por Cristo que morir por El. Pero muchas veces, para poder vivir el tipo de vida que El espera que vivamos tenemos que enfrentarnos a peligros de muerte. Esto fue lo que le aconteció a Pablo y, su equipo, pero Dios los protegió milagrosamente. El Dios que es poderoso para resucitar a los muertos también lo es para salvar, rescatar y librar a los vivos. El apóstol también abrigaba la esperanza de que Dios seguirla protegiéndolos en el futuro.
Otra cosa que Pablo reconocía y hacía ver en su carta era su confianza en que los corintios tenían una parte muy importante en esa protección de parte de Dos a través de sus oraciones por él. Lo mismo podían hacer muchos otros cristianos. De manera que en esto se presentaba una gran oportunidad de que muchos participaran en dar gracias a Dios por su poder liberador.
II. Las promesas de Dios en Cristo (2 Corintios 1:16-22)
A. Todas las promesas del Señor son nuestras
Aparentemente algunos acusaban a Pablo de ser voluble o estar indeciso en cuanto a una nueva visita a la iglesia de Corinto. Pero el apóstol responde en esta carta con una explicación de que sus planes no habían sido elaborados en tal forma que su "sí" pudiera ser al mismo tiempo un "no." Esa no era su manera de proceder. El servía a un Dios absolutamente fiel y quería conducirse con igual grado de confiabilidad. Por esa razón sus palabras y sus promesas debían ser muy firmes y nunca dar lugar a tal volubilidad como para ser sí y no al mismo tiempo. Para mostrarles que las cosas no eran como algunos suponían, él les hizo recordar que cuando predicó el evangelio en Corinto en compañía de Silvano (Silas) y Timoteo no lo anunciaron como sí y no al mismo tiempo. Esto era algo totalmente imposible, dada la naturaleza del evangelio, porque Cristo es solamente "sí". En otras palabras, ellos predicaron un evangelio positivo. Ellos no proclamaban a un Cristo que probablemente salvara a los pecadores. Cuando lo proclamaron como sanador no dijeron que Jesús probablemente sanaría a los enfermos. Cuando hablaron del Espíritu Santo no se refirieron a El como alguien que posiblemente bautizara a los creyentes. Todas las cosas que anunciaban en su predicación eran proclamadas con una certidumbre indiscutible.
Pregunta: ¿
En Cristo Jesús sólo hay un sí para todas las promesas de Dios. El ya estampó el inquebrantable amén a todas ellas. Todo lo que falta es que nosotros también apliquemos nuestro "amén".
Enseñanza práctica
Una de las herejías más sutiles con relación a las Escrituras (aceptada todavía por muchos indecisos en la actualidad) implica que la Biblia no puede ser aceptada a primera vista tal como se lee. Esta distorsionada enseñanza dice que la Biblia "viene a ser" Palabra de Dios para cada individuo en su situación particular. Esto significaría, por ejemplo, que una promesa podría ser real para una persona en su situación particular, pero que la misma promesa podría ser nula para otro individuo aunque se encontrara en las mismas circunstancias.
Pablo aclara perfectamente que las promesas de Dios no pueden ser sí y no al mismo tiempo. Todas las promesas divinas son en Cristo sí y amén para todos aquellos que confíen definitivamente en la Palabra de Dios.
Es muy importante que reconozcamos esta naturaleza positiva de la predicación evangélica de los apóstoles. Ellos siempre presentaban pruebas positivas. Ellos declaraban firmemente que lo que Dios hizo fue hecho conforme a las Escrituras. Siempre se enfrentaron a la gente con la declaración de que el evangelio era `buenas nuevas". Cristo ya estampó su divino sí y su amén a todas las promesas de Dios que se encuentran registradas en las Escrituras. De nuestra parte está el que creamos y confiemos en El, y pongamos nuestro propio amén a dichas promesas. Esto, por supuesto, no lo podemos hacer por nuestra propia cuenta, porque cuando nos miramos introspectivamente luego nos damos cuenta de que en nuestro corazón sólo existe una sentencia de muerte. Todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 8:28; 6:28). Sí podemos confiar y actuar por medio de Jesucristo, y Dios es glorificado cuando lo hacemos así.
Enseñanza práctica
Jesús predicó y enseñó siempre un mensaje positivo. A cualquier lugar adonde fuera siempre iba haciendo bien a todos. Esto no quiere decir que no actuara con firmeza contra el pecado, siempre que fuese necesario. El denunció la hipocresía y el engaño de la religión que anuncia los líderes de los judíos. No obstante, sanó con amor a los enfermos e hizo uso de palabras bondadosas y tiernas para consolar a los quebrantados de corazón. Predicó contra el pecado, pero también le señaló al hombre el camino para ser justificado delante de Dios. A menudo anunció el justo juicio de Dios, pero con mayor frecuencia se refirió al perdón que hay disponible para el penitente.
Jesús se enfrentó diariamente con la realidad del odio, el enojo y la amargura de los hombres. Pero recalcó la comprensión, la simpatía, la buena voluntad, la confianza y el amor entre los humanos. El reconoció la realidad del infierno, pero presentó un cuadro muy bello del cielo. Habló de la muerte, pero hizo énfasis en la vida eterna.
Pablo impartió las enseñanzas del Señor. El le escribió a Timoteo en los siguientes términos: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7). A los creyentes de Corinto y de Filipos les escribió: "A Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús" (2 Corintios 2:14); "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).
B. Dios nos ha dado un anticipo
Pregunta:
El había fortalecido a los creyentes corintios por medio de Cristo, juntamente con Pablo y sus compañeros, haciéndolos fieles discípulos del Señor. No sólo habla Pablo de haber sido confirmado en Cristo, junto con todos, sino que también asegura que Dios fue quien los "ungió". Es decir, Dios los había ungido (como a reyes y sacerdotes); esto es, Él los había ungido con su Santo Espíritu para el servicio. Además Dios también los había "sellado". Esto del sello espiritual consiste en una marca distintiva que Dios pone en los suyos por medio del Espíritu Santo, llenándolos de poder y de gracia para el servicio. Esto lo realiza el Señor depositando en el creyente "las arras del Espíritu" (versículo 22). Esas arras o prendas del Espíritu Santo se constituyen en un anticipo, o un irgo inicial que da Dios al corazón del cristiano.
Pregunta:
En los tiempos bíblicos, un sello era una marca que servía como señal de propiedad, aceptación o autoridad. El bautismo en el Espíritu Santo es una señal visible en la vida del creyente de que pertenece a Dios. Este hecho también es un testimonio de la fe que el cristiano ha puesto en su Señor. El bautismo en el Espíritu Santo demuestra además la autoridad y el poder que el hijo de Dios ha recibido de parte de Jesús (Mateo 28:18-20; Lucas 24:49).
Pregunta:
El bautismo en el Espíritu Santo es más que una mera prenda de nuestra herencia espiritual. Este evento es en sí parte integral de todo lo que seremos y recibiremos de parte de Dios cuando .Jesús venga y nosotros seamos transformados para llegar a ser tal como El es. Las arras del Espíritu se constituyen en una garantía formal de la plenitud de la herencia que recibiremos.
También podemos considerar el bautismo en el Espíritu Santo como una prenda o un pago anticipado en el sentido de que debemos estar siempre llenos del Espíritu Santo (Efesios :18). Esto alude a la posibilidad de experimentar un continuo y renovado derramamiento espiritual cada vez que el creyente reconoce sus necesidades espirituales. Esta es la forma en la que el Espíritu Santo sigue manifestándose y demostrando su poder en nuestra vida.
III. El triunfo en Cristo (2 Corintios 2:14-17).
A. Ya contamos con el triunfo.
 Dios hada que Pablo siempre obtuviera el triunfo en Cristo cada vez que predicaba el evangelio. Es probable que cuando Pablo escribiera estas cosas tuviera presente el acontecimiento de la procesión triunfal con la que se recibía a un conquistador romano cuando regresaba a Roma después de alcanzar una victoria más. Sin embargo el cristiano, aun en medio de la talla y mientras está enfrentándose a todo tipo de dificultades, problemas y sufrimientos, disfruta del triunfo, ya pertenece alado ganador, ya forma parte del desfile triunfal del pueblo de Dios en Cristo.
Enseñanza práctica
El antiguo historiador judío Flavio Josefo inca que es imposible describir el regreso triunfal de Tito y Vespaciano a ciudad de Roma después de sus campañas de conquista. El dice que había tanto oro y plata que parecían correr como un río.
Un cuadro semejante a este es el que Pablo tiene presente en el versículo 14. Sin embargo, en lugar de referirse a un rey terrenal el apóstol se refiere a Cristo Jesús. El también se veía a sí mismo y veía a todos los cristianos como parte de esa marcha triunfal. La victoria ya había sido ganada por el Capitán de nuestra salvación: el Señor Jesucristo.
Pregunta:
Ese triunfo maravilloso se alcanzó en el Calvario. Cristo triunfó sobre la muerte por medio de su muerte sacrificial. En su resurrección triunfal se nos garantiza que nosotros también resucitaremos victoriosos de la tumba.
B. El grato olor de Cristo
En el Antiguo Testamento se habla mucho acerca de los sacrificios u ofrendas aceptables como un olor fragante para Dios. Pablo consideraba la predicación de las buenas nuevas de la muerte y resurrección de Jesucristo como una fragancia de Cristo, aceptable a Dios en todo lugar donde era proclamada. De la misma manera, los que se ocupan en propagar estas buenas nuevas se convierten en olor agradable a Dios. A través de la predicación y el testimonio, este olor hace un efecto real tanto en los que se salvan como en los que se pierden. Para los que se pierden es como olor de muerte para muerte, pero para los que se salvan es fragancia de vida eterna.
Lo anterior indica que nuestro testimonio y nuestra predicación son aceptados por Dios ya sea que la gente acepte o rechace el evangelio. Jesús les indicó claramente a sus discípulos que no todos recibirían su palabra, pero que nadie podría ser indiferente después de escuchar el mensaje. El que ha oído el evangelio tiene que tomar una decisión: aceptarlo, o rechazarlo; pero sea como fuere la reacción del que oye, nuestra predicación es un olor agradable a Dios.
C. Una predicación pura y sincera
Sobre nosotros pesa la gran responsabilidad de la predicación del evangelio. Debemos tener cuidado de que nuestra predicación provenga de una motivación genuina. Debemos presentar correctamente la Palabra de Dios como se recomienda en 2 Timoteo 2:15. No hay razón para que cualquier creyente no vea el mensaje de Dios en la presentación clara y sencilla de la Palabra. Lo que uno tiene que hacer es comparar un pasaje con otro y entender cada cosa en relación con su contexto. Pablo predicaba un mensaje genuino y era motivado por una causa genuina, por eso pudo decir: "con sinceridad, como de parte de Dios, hablamos en Cristo" (versículo 17)
Enseñanza práctica
En esta lección hemos visto cómo Dios es fiel en el cumplimiento de sus promesas. Esto nos obliga a que seamos fieles nosotros también en la presentación de su mensaje. Cristo nos conoce y se compadece de nosotros (Hebreos 4:14-16). El simpatiza con nosotros y nos ayuda (Hebreos 2:17, 18). Su gracia y su poder son suficientes para hacernos triunfar en cualquier situación (2 Corintios 12:9).
¿Dónde se obtuvo la verdadera victoria?
¿En qué sentido es el bautismo en el Espíritu Santo algo que se pueda comparar con "las arras" o un pago inicial o prenda en la vida cristiana?
¿En qué sentido es un sello el bautismo en el Espíritu Santo?
¿De qué otra manera había demostrado Dios su fidelidad?
Con qué bases contaban estos predicadores para anunciar el evangelio con tanta seguridad?
: ¿Quería Dios que sus siervos desearan ser muertos como mártires del evangelio?
¿Por qué permitió Dios que Pablo y sus compañeras pasaran por todas estas tribulaciones?
¿Qué esperanzas abrigaba Pablo en cuanto a los creyentes de Corinto?
¿Qué incentivo dominaba la mente y la acción de Pablo cuando experimentaba momentos de dificultad y de consolación?
¿Se expresó Pablo de esta manera únicamente porque para él las cosas marchaban muy bien en esos momentos?
¿Cuál era el propósito de Dios al consolarlas?
. Ya contamos con el triunfo B. El grato olor de Cristo
. El triunfo en Cristo
. Todas las promesas del Señor son nuestras
. Las promesas de Dios en Cristo
. Consolados para consolar a otros
. La consolación en Cristo
. Ser más conscientes de la gran responsabilidad que pesa sobre nosotros como testigos de Cristo.
. Descubrir la manera en que podemos apropiamos de las promesas de Dios para la vida cotidiana.
. Aprender que Dios tiene un propósito definido al dar sus promesas.
: Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la Gloria de Dios. 2 Corintios 1:20.
: Las promesas del Señor abarcan todas las esferas de las necesidades humanas.