domingo, 8 de noviembre de 2009

Proverbios 2 (Excelencias de la sabiduría)


 
1 Hijo mío, si recibieres mis palabras,
Y mis mandamientos guardares dentro de ti,
2 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
Si inclinares tu corazón a la prudencia,
3 Si clamares a la inteligencia,
Y a la prudencia dieres tu voz;
4 Si como a la plata la buscares,
Y la escudriñares como a tesoros,
5 Entonces entenderás el temor de Jehová,
Y hallarás el conocimiento de Dios.
6 Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
7 El provee de sana sabiduría a los rectos;
Es escudo a los que caminan rectamente.
8 Es el que guarda las veredas del juicio,
Y preserva el camino de sus santos.
9 Entonces entenderás justicia, juicio
Y equidad, y todo buen camino.
10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón,
Y la ciencia fuere grata a tu alma,
11 La discreción te guardará;
Te preservará la inteligencia,
12 Para librarte del mal camino,
De los hombres que hablan perversidades,
13 Que dejan los caminos derechos,
Para andar por sendas tenebrosas;
14 Que se alegran haciendo el mal,
Que se huelgan en las perversidades del vicio;
15 Cuyas veredas son torcidas,
Y torcidos sus caminos.
16 Serás librado de la mujer extraña,
De la ajena que halaga con sus palabras,
17 La cual abandona al compañero de su juventud,
Y se olvida del pacto de su Dios.
18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte,
Y sus veredas hacia los muertos;
19 Todos los que a ella se lleguen, no volverán,
Ni seguirán otra vez los senderos de la vida.
20 Así andarás por el camino de los buenos,
Y seguirás las veredas de los justos;
21 Porque los rectos habitarán la tierra,
Y los perfectos permanecerán en ella,
22 Mas los impíos serán cortados de la tierra,
Y los prevaricadores serán de ella desarraigados.

Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Proverbios Tomo-2. Editorial CLIE.
En este capítulo, Salomón describe los buenos resultados de seguir las instrucciones de la sabiduría.
I
II
Versículos 1-9
1
2
3
Versículos 10-22
La verdadera sabiduría nos preservará & las sendas del pecado y nos hará mayor favor que si nos enriqueciese con todos los bienes de este mundo. En efecto:
1
2
3
. Nos conduce y preserva por el camino de los buenos (v. 20). Cosa sabia es andar por tal camino (V. Jer. 6:16; He. 6:12; 12:1), pues las veredas de los rectos son sendas de vida (v. 21), mientras que los impíos van por caminos de muerte, pues serán cortados y hasta desarraigados de la tierra (v. 22)
. Nos libra también de los peligros de la mujer extraña (vv. 16-19). Llama así a la adúltera, porque es «ajena», es decir, de otro. Nótense sus malas cualidades: (A) Es lisonjera (v. 16b), esto es, halaga con buenas palabras, pero es falsa en lo que dice, pues siente tanto afecto como el que sentía Dalila hacia Sansón; sólo le interesa satisfacer sus bajos instintos y hacerse con el dinero del joven. (B) Es infiel a su marido (v. 17), lo que equivale a quebrantar el pacto de su Dios (v. lib). Este es el sentido que exige el paralelismo (comp. también con Ex. 20:14), por lo que el adulterio es pecado contra Dios y contra el hombre, contra la religión y contra la justicia. Es menester que la discreción preserve al hombre no sólo de la mujer extraña, sino también de su casa (v. 18), pues entrar en ella es ponerse en ocasión incitante al pecado, y es un pecado que pronto se convierte en vicio que embota la inteligencia, endurece el corazón y conduce al hombre por la pendiente que conduce a la muerte. Por eso, es extremadamente raro el caso de que, una vez metido en las redes de este vicio, se recobre el hombre hasta alcanzar otra vez los senderos de la vida (v. 19).
. Nos libra del mal camino de los hombres perversos (vv. 11-13). Si la sabiduría de Dios entra en el corazón (v. 10), no sólo en la cabeza, da conocimiento, discreción e inteligencia para protegerse, con claridad de juicio y sana libertad de voluntad, de los principios corrompidos de hombres profanos y sin Dios, que se complacen en el vicio, buscan las tinieblas y andan por veredas tortuosas (vv. 12-15). Dice J. J. Serrano: «Estos versos caracterizan a los enemigos del joven como depravados y faltos de sinceridad en pensamientos, palabras y obras». Los que odian la luz, odian la verdad y, por consiguiente, aman las tinieblas y la mentira.
. El fundamento que tenemos para esperar el éxito en nuestra búsqueda de la sabiduría; los ánimos para ello hemos de esperarlos únicamente de Dios (vv. 6-8). (A) «Porque Yahweh da la sabiduría» (v. 6), pues él es la Sabiduría infinita y fuente de toda sabiduría verdadera. (B) «De su boca nacen el conocimiento y la inteligencia» (v. 6b). Todo lo que nos hace realmente sabios procede de la palabra de Dios, tanto escrita como predicada por sus fieles ministros. (C) Dios provee de esa sabiduría a los que están sinceramente dispuestos a hacer su voluntad (vv. 7, 8). Nótese que esa sabiduría provee a los rectos, en paralelismo de sinonimia con los santos, de una defensa completa: aptitud para improvisar soluciones acertadas (este es el significado del hebreo tushiyáh), escudo, guardia y preservación. Y todo esto lo da Dios, por medio de su sabiduría. Así que, si buscamos la sabiduría en él, él nos guardará en todos nuestros buenos caminos, que son los de la justicia, el juicio y la equidad del v. 9, comp. con los vv. 7 y 8.
. El éxito que hemos de esperar si usamos tales medios. Nuestras fatigas no serán en vano, pues entenderemos el temor de Yahweh, esto es, sabremos cómo hemos de adorarle y servirle, y hallaremos el conocimiento de Dios (v. 5), el cual es necesario para que nuestro temor de Dios sea como debe ser. También sabremos cómo conducimos con los hombres (v. 9), pues entenderemos las tres cualidades que proceden de la sabiduría: justicia, juicio y equidad (comp. con 1:3), que corresponden a nuestras relaciones con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos y vienen a equivaler (leyéndolos a la inversa) a «sobria, justa y piadosamente» de Tit. 2:12. En efecto, justicia (hebr. tsédeq) es la cualidad que regula nuestra relación con Dios; juicio (heb. mispat) equivale a la «honradez» en nuestro trato con los demás; y equidad (heb. mesharim, de yashar = recto) expresa la «rectitud» personal.
. Los medios que hemos de usar para obtener sabiduría: (A) Hemos de prestar atención a la palabra de Dios, que puede hacernos sabios para salvación (vv. 1, 2, comp. con 2 Ti. 3:15). Las palabras de Dios son fuente y norma de sabiduría y entendimiento. Muchas cosas sabias pueden hallarse en los escritos de hombres sabios, pero en la divina revelación todo es sabiduría. (B) Hemos de pasar mucho tiempo en oración (v. 3), clamando a la prudencia o discernimiento (hebreo, bináh) y dando voces a la inteligencia (hebreo, tebunáh), vocablos sinónimos de sabiduría (hebreo, jokmd) y conocimiento (hebreo dáat). (C) Hemos de estar dispuestos también a esforzamos y fatigamos (v. 4) por buscar la sabiduría; «como a la plata... como a tesoros» no quiere decir que la hayamos de buscar como bus-cariamos la plata, etc., sino como se esfuerzan y fatigan los que excavan en las minas.
. Les muestra también las ventajas que se les seguirán con esto: 1. Serán preservados de las redes y lazos de los malvados (vv. 10-15) y de las malas mujeres (vv. 16-19). 2. Serán guiados y guardados en el camino de los buenos (vv. 20-22).
. Les muestra a los que están dispuestos a ser instruidos que, si usan los medios del conocimiento y de la gracia, obtendrán de Dios el conocimiento y la gracia que buscan (vv. 1-9).
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